MIREIA BELMONTE Esta supermujer de 23 años es una estrella, no sólo de la natación, sino de la honestidad profesional. Renunciando a todos los ocios, placeres y festejos de la juventud, se ha entregado en cuerpo y alma a lo que para ella es una misión sagrada, la natación. En un mundo en gran medida inundado de frivolidad, esnobismo y papanatismo colectivo, buscando siempre el famoseo, el dinero rápido y el protagonismo inconsecuente, ella opta por una vida cuasi ascética, sacrificada y durísima, imprescindible para sus propósitos. Los resultados están a la vista, primeros premios mundiales y medallas de plata y de oro. ¡Que gran orgullo para un país! Pues a pesar de todo, no esta correspondida debidamente, ya que carencias múltiples la acompañan en sus continuos trabajos y viajes precursores de las olimpiadas a las que acude. Mientras, el sistema mediático y los organismos pertinentes se vuelcan unilateralmente en el fútbol, incluso cogestionándonos con la prensa amarilla de sus componentes hasta la extenuación. Claro que esto último es lo que “alimenta” a esta tropa de ciudadanos.

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