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jueves, 27 de febrero de 2014
SENCILLEZ Y ELEGANCIA EN LAS AVES Dicen que las aves también vienen de las aguas, se ve que todos tenemos el mismo y lejanísimo origen. Así se entiende que incluso en esta especie voladora existen las jerarquías y castas. Y como es lógico, las realezas. La aristocracia, las noblezas, la plebeyez y el pueblo llano. Y así es, pongamos por ejemplo las categorías en estas aves: Empecemos por el poder y la fuerza; Aquí colocaríamos al águila ARPÍA (vaya nombrecito) sí pero cuando se perciben las enormes garras y la corpulencia de este potente animal tendremos que rendirnos a su espeluznante nombre. Seguiremos con sus primas las águilas IMPERIALES, símbolos de innumerables esculturas, escudos y emblemas de las estirpes más encumbradas de nuestro planeta. También están las águilas REALES, La familia de las águilas es numerosa e incluye a especies como el águila imperial oriental, el águila real, el águila coronada, el águila calzada barreada, el águila culebrera europea, el águila morena filipina, el águila dorada, el águila crestada, el águila de cabeza blanca y el águila de Verreaux, por citar a algunas. .Cabe destacar que a lo largo de la historia, este animal ha sido considerado como símbolo de majestad y victoria. Prueba de ello es que, por ejemplo, en heráldica existen águilas bicéfalas, águilas romanas y la llamada Águila de San Juan. Desde la perspectiva de la numismática, asimismo, la figura de esta ave es signo de divinidad o imperio. Pero también están los BUITRES con sus distintas especies, y los QUEBRANTAHUESOS… Y MUCHOS MÁS. Pero dejemos a las águilas y sus parientas más cercanas y vayamos a otras especies significativas Por ejemplo, las cigüeñas con sus nidos sacramentales y sobrevolando nuestras ciudades con sus bolsas de bebés para depositarlos en los brazos de las ávidas y bellas mamás. Hasta ahora, todas estas aves citadas son diurnas, pero y que diremos de las nocturnas? Aquí sí que tenemos elementos alucinantes. Comencemos fijándonos en el búho gigante, llamado Gran Duque, ¡¡vaya elemento tan grandioso!!, luciendo sus orejas emplumadas y su porte mayestático, vestido con esos salpicados y entreverados colores como un magnífico manto soberano. Y de ahí pasando por el Mochuelo llegamos a la religiosa Lechuza que según la leyenda se introducía en las Iglesias para chupar el aceite de las lumínicas lamparillas. No quiero olvidar a otras especies mestizas que ostentando sus alas, no pueden utilizarlas para sus fines, como el inefable y gigantesco Avestruz o Ñandú, entre los guanches sudaméricanos, que si no vuelan por el aire, lo hacen corriendo como demonios por la tierra, cual briosos corceles. Y desde aquí, quiero enviar un nostálgico recuerdo al delicioso y ya desaparecido Pájaro Dodo el inseparable amigo de mi adorada Alicia, compañero fiel de sus extraordinarias aventuras. Pero el contrapunto de toda esta importante lista de encumbradas especies de diversas aves, lo ostenta la sencillez, la elegancia y la humildad de un pajarillo que silencioso y como por encanto se posa lentamente sobre los sembrados cuando menos te lo esperas, ofreciéndote la belleza maravillosa de su estampa. Y esa “aparición mágica” se llama EL ABUBILLO. Y te saluda inclinando su cabeza coronada con un preciosísimo conjunto de plumas salpicadas de color naranja, y rematadas con una ligera pincelada negra. ¡¡¡HOLA ABUBILLO!!! Te quiero desde siempre, cuando de niño sentado en una roca entre carrascales, distraído con mis sueños, me despertabas representando ante mí el fantástico cuadro de tus colores incitándome a pintar.
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